Sacapuntas

Aunque esta noción de igualdad se fue naturalizando en nuestras lógicas de pensar y de hacer, resulta necesario recordar que la igualdad no fue ni es un concepto unívoco; dicho en términos más precisos, se trata de un concepto con gran densidad semántica. Podemos encontrar dentro de él las implicancias de la igualdad ante la ley, la prohibición en pos de la igualdad, la igualdad como derecho, la igualdad como imposición, la igualdad como punto de llegada o de partida, las experiencias históricas concretas de construir la igualdad, entre otros. ¿Cuál fue nuestra experiencia con la igualdad en la escuela? ¿Cómo podemos pensar hoy en formas más complejas de la igualdad.

Inés Dussel—Myriam Southwell
La escuela y la igualdad: renovar la apuesta

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El timbre de las 8

El filósofo Toño Sierra había invitado a César Labastida a laborar como profesor en una Institución de Educación Superior privada. Al enterarse de que lo habían aceptado (después de 10 entrevistas y algunos test psicológicos que le hicieron en la oficina de Factor Humano), le recomendó —a modo de inducción— que considerara algunos temas importantes antes de tomar el gis y asumir la responsabilidad de los grupos.

Le habló sobre lo queridos, bien alimentados y hasta mimados que eran los alumnos en esa institución; de los cuidados que debería observar al llegar temprano, pasar lista sin fallar cada clase, terminar la clases después del minuto 46, hacer exámenes escritos al final de cada periodo y subir notas al sistema electrónico e informarle a los alumnos y padres sobre el desempeño escolar. Pero insistió en un aspecto particular:

—Acuérdate Labastida que cuando vengas de tu casa de Satélite, te tienes que venir poniendo la “cabeza” para esta escuela, instalando toda esta normatividad que te acabo de describir, y entender que luego debes quitarte esa cabeza cuando vayas a la otra Universidad en la tarde.

Los profesores César y Antonio se habían conocido en una Universidad Pública donde trabajaban juntos. Muchas veces habían coincidido en la sala de maestros, cuando tomaban café, entre clases por las tardes. Nunca se hablaron, pero en un curso de “Didácticas del siglo XXI,” se descubrieron colaborando en un equipo en el que se desarrollaba una estrategia para enseñar el concepto de industria cultural. De ahí  despegó su amistad.

El consejo acerca del cambio de “cabeza” resultó una sobrevivencia para el profesor César. Efectivamente,  dar el mismo contenido en dos espacios académicos tan distintos representaba un gran reto. No solo los alumnos, las reglas institucionales, sino los compañeros, las coordinaciones, el equipamiento, la supervisión, la presión, las relaciones académicas eran diferentes. No unas mejores que otras; solo distintas.

Como formador de docentes César ha conocido ejemplos más extremos de esta transformación laboral diaria que viven los profesores por trabajar en más de una escuela —al no alcanzar sus ingresos con una sola plaza laboral, como debería ser lógico—, y al ser distintas estas instituciones los maestros se ven orillados a usar hasta tres “cabezas” por día, debido a la inmensa diferencia entre escuelas: de calidad, de excelencia, con responsabilidad social, multigrado, rurales, urbanas, internacionales, públicas, privadas, certificadas, populares, cooperativas, comunitarias, abiertas, a distancia, experimentales, de tiempo parcial o completo, federales, estatales, dominicales, conservadoras, liberales, pobres, especiales, activas y hasta pasivas y normales. Además de todas las particularidades específicas que entraña cada escuela, por los sellos directivos y colegiados que imprimen los participantes.

El maestro de un mismo grado puede ser uno en la mañana, y en la misma escuela o edificio, ser alguien absolutamente distinto en la tarde. Mismo espacio y sistema; diferentes relaciones y “cabeza” docente.

A lo anterior —pensaba César conduciendo sobre el segundo piso del periférico de la Zona metropolitana, en el que dejaba atrás Echegaray y el palacio Municipal de Naucalpan con rumbo al segundo trabajo— habrá que sumarle la terrible desigualdad social del país, entre los estados de la república y al interior de los mismos e incluso en un mismo municipio.

En Pálido punto de luz nos interesa reflexionar sobre los cambios y contrastes pedagógicos que operan en la vasta heterogeneidad docente y en la múltiple diversidad escolar.

Armando Meixueiro Hernández
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán