Sacapuntas

Veo el perfil de l@s polític@s y se aprecia la mezquindad de su propuesta… Me obligo a verl@s cara a cara, busco sus ojos y tod@s desvían la mirada…son incapaces de ser generos@s con su tiempo, con su atención, con su intención.

José de Jesús González Almaguer

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El timbre de las 8

Apenas quince días después de iniciada la contienda, César ya no observa y tampoco escucha las campañas políticas. Lo hizo cuando arrancaron, sí, como todo buen ciudadano —así se llamaba su libro de la clase de Civismo en la escuela Secundaria, y en el que leía en voz alta el profesor apodadado, sin recordar por qué, el Calcetín—, pero es que se agotó. Escuchó, vio los spots, la propaganda que era escurrida por debajo de la puerta del departamento que habitaba, los espectaculares en las calles con los que se tropezaba cada medio kilómetro, y hasta tuvo la osadía de analizar el primer debate político, en el que sin duda alguna perdieron las televisoras concesionadas que se negaron a pasarlo en los canales de mayor audiencia, privilegiando la emisión de niños artista sin infancia —que ganó el rating en esas dos horas de trasmisión— y el fut bol con el encuentro entre dos equipos que pasaron sin pena ni gloria en el campeonato local.

César voltea el rostro en la calle o realiza zapping al radio, sitio de internet o canal de televisión en donde se filtra una aparición de la muy pobre oferta política. El agotamiento electoral tuvo que ver, en principio, con el exceso. Por todos lados aparecieron candidatos denostándose, con sonrisas amplias y pulgares hacía arriba, políticos que se asumían ciudadanos haciendo política y repitiendo que desconocían a los líderes de su partido, amas de casa convertidas en candidatas a una de las ciudades más complejas del planeta, anuncios más parecidos a ofertas turísticas, lodo por todos lados, mentiras, medias verdades, noticias falsas aspirando la espiral del silencio, estadísticas y más mentiras, encuentros desafortunados de los candidatos, estadios vacíos, cinismo, repetición, alumnos soñando popularidad instantánea en YouTube, empleados de los medios de comunicación haciendo campaña abierta y sin precedente, campañas negras, más negras, grises y blancas. Nadie hablaba de un Proyecto Nacional incluyente. “Este sigue siendo mucho país para tan pobre clase política, partidocrática”, concluyó César ante su renuncia a ser audiencia pasiva de estupideces de mercadotecnia electoral.

César, sin embargo, está convencido de que votará; es profesor y sabe que no sólo es una obligación sino, tal vez, uno de los únicos derechos reales que le otorga la Constitución Política, aún en este insipiente sistema democrático. Después de todo el Profesor Calcetín sí le había enseñado, luchando con un grupo de pubertos insolentes e inestables que habían sido, él y sus compañeros, en la educación media básica.

César no sólo votará. El mes de su nacimiento fue el afortunado en el sorteo para seleccionar funcionarios de casilla el día de la elección. Así que, entre la publicidad de pizzas, bonitos departamentos construidos con convenientes cambios de uso de suelo, y publicidad de partidos políticos, apareció un día una papelito escrito a mano con letra apenas legible, que decía que él, César, podría tener la oportunidad de participar en la contienda electoral como funcionario de una casilla el 1 de julio.

Otro día le hablaron, muy formalmente, por teléfono del Instituto Federal Electoral (IFE) para ratificar su participación, y hasta fue al curso de capacitación. Ahí preguntó muchas cosas que ignoraba, tantas, que se canso y cansó:
—¿Y si llega una persona en estado de ebriedad?
—Si usted es el Presidente de Casilla debe impedirle el paso.
—¿Y si llega un grupo del crimen organizado?
—Ya le contesté.

Al final le preguntaron sobre sus datos generales:
—¿Máximo grado de estudios?
—Estoy haciendo mi tesis de Maestría.
—¡Ya estuvo!—aseguró el capacitador.—Usted será el Presidente de la casilla.

César no volvió a ver a los capacitadores, ni saber del IFE. Se preguntó: ¿qué hubiera pasado si hubiera dicho como máximo grado sexto de primaria?

El profesor César, a pesar de este desdén del Instituto y de la pobreza política de los partidos de su país, manifiesta en las campañas, votará. Su único problema es llegar al convencimiento de dos cosas: que la democracia es un estilo de vida como lo señala la misma Constitución Política de su país.; y que la entiende como una práctica de todos los días en cualquier lado, y no de un día en una casilla. Y su duda mayor: ¿Cómo saber qué es lo menos peor para su país, en esta escuálida oferta política?

Ante esto último, recuerda a otro viejo maestro universitario, que en una mañana de clase sobre el Funcionalismo les regaló el método residual: Hacer un análisis por descarte, por aquello que queda no tomando en cuenta el núcleo problemático. César se resacó la cabeza, se sentó en la mesa de su departamento, sacó un cuaderno y dibujo cuatro círculos:

—A ver, estos ya gobernaron tanto tiempo y el país está bien jodido. El regreso a los viejos y nuevos políticos también está canijo. Este representa a… Híjole…

César se volvió a rascar la cabeza, extrajo de su cartera una muy deteriorada credencial del IFE y por vez primera tanteó el peso inexorable de la misma.

20/V/2012

Armando Meixueiro Hernández
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán