Alfredo Villegas Ortega
A la profesora Bertha Ortega Rodríguez, mi madre, en su 36º aniversario luctuoso.
El modelo educativo presentado por las autoridades recientemente, no es la solución que requiere México para salir adelante. No lo es por, al menos, los siguientes motivos:
A) No presenta ninguna novedad, ni en términos de procesos, ni de estrategias, ni de métodos, ni de estructura; es decir, no aporta nada que no se haya intentado antes. Su gran paradigma de aprender a aprender es tan ingenuo o perverso (como quiera vérsele) pues ,en efecto requerimos estudiantes que piensen por sí mismos. Uno de los grandes lastres de nuestra sociedad y que se traduce en muchos ´ámbitos, es la presencia de seres que dejan que otros decidan por ellos con tal de no pensar. Seres que votan sin saber por qué lo hacen o que asumen sin problema lo que cualquier comunicador o líder de opinión postule.
Así, entonces, no habría porqué poner objeción al paradigma de aprendizaje propuesto por la SEP. El problema es que Aprender a Aprender es algo que postuló Jaques Delors (1) hace varios años, que en México, inclusive se llegó a plantear en secundarias, como asignatura Estatal y que no resolvió el problema, simple y sencillamente, porque no hay la intención de que los niños aprendan a aprender, sino que aprendan a obedecer o a responder lo esperado como se ha venido planteando. Que se vuelvan competentes, no solidarios, y que esas competencias se traduzcan en aprendizajes esperados por el propio gobierno y empresarios que requieren mano de obra calificada, servil y funcional. Ni más ni menos.
B) Para que un modelo pedagógico funcione, debe empezar por ser legítimo. Nadie puede legitimar mejor cualquier propuesta educativa que los propios maestros, encargados de traducir, multiplicar, filtrar y poner en práctica los beneficios del modelo (asumiendo sin conceder que pudiera tenerlos). Un modelo que excluye de su diseño al magisterio, es un modelo destinado al fracaso.
C) El Modelo Educativo presentado por la SEP es el resultado de la presión social del magisterio y de buena parte de la opinión pública, toda vez que Chuayfett, Nuño y Mexicanos Primero pasaron casi todo el sexenio tratando de imponer una reforma laboral, lesiva a los derechos laborales del magisterio, y que pretendían vender como educativa. Luego de la resistencia magisterial (y de la lucha que sigue dando el magisterio), el gobierno anunció su gran novedad, pensando, también, en el inminente fin del sexenio.
D) Las Escuelas Normales y la Universidad Pedagógica Nacional, por sus orígenes, orientación y trayectoria en la formación de maestros y en la investigación educativa, deben ser los lugares preferentes (no únicos pero sí la base de cualquier propuesta de política educativa), de donde emanen, se mejoren, se cuestionen, se transformen o se desechen las propuestas pedagógicas. Ello requiere un gran apoyo gubernamental que hasta ahora no se ha dado y que se observa en las Escuelas Normales y en muchas de la Unidades de la Universidad Pedagógica Nacional, cuyos frutos se ignoran; funcionan con magros recursos, y si se mantienen con vida es gracias al esfuerzo y dedicación de sus maestros e investigadores. Es en ellas donde se forma a los docentes o donde se les ofrecen las mejores oportunidades para su desarrollo profesional. Ahí es donde hay que voltear, ahí es donde puede empezar un proceso legitimador de donde salga un verdadero modelo educativo. Tampoco se les tomó en cuenta. Se volteó a instituciones onerosas, ajenas al devenir educativo real, cuyas propuestas se gestionan desde el confort de sus cubículos y la profunda ignorancia de lo que es estar trabajando en condiciones reales en las diferentes escuelas y contextos de nuestra república. En todo caso, el CIDE, no es el culpable. Vamos, no se trata de crucificar a nadie. Más bien, lo que queda claro, es el profundo desprecio de la autoridad por las instituciones educativas formadoras de docentes, gestoras de investigación educativa y espacios para el desarrollo profesional y capacitación magisterial. Dicen que se apoyará a las Escuelas Normales. Puro discurso. Sería bueno ese discurso acompañado de presupuesto, difusión en radio, televisión. La gente, hoy, conoce a las Escuelas Normales por la campaña de odio que ha generado el propio gobierno en su contra. Escuelas de vándalos, mantenidos, ignorantes y hereda plazas. Esa es la imagen que ha hecho el gobierno de las Escuelas Normales ¿Quién va a querer estudiar en tales recintos para luego salir y pelear la plaza con cualquier licenciado, sin importar si sabe o puede enseñar? Conclusión: Un modelo educativo que ignora a las Escuelas Normales y a la Universidad Pedagógica Nacional, será ajeno a la realidad de las escuelas.
E) Mientras no hagamos que cualquier modelo educativo que la autoridad presente, no se sintonice con la realidad y las necesidades de los estudiantes, maestros y sociedad, ese modelo educativo (el que sea) vendrá contaminado de origen; es decir, será la misma gata nada más que revolcada, porque significará, en los hechos, la reproducción de la desigualdad, la conservación de los privilegios de la misma casta que nos viene gobernando desde hace varias décadas, y que se les denomina neoliberales. Ello requiere defender nuestros derechos laborales en la calle, en el periódico, en la tribuna pública, en la comunidad, en la escuela. Ello requiere, además, acudir a votar cuando llegue el momento, y no volver a cometer el crimen de votar por los mismos verdugos. Ello requiere, con mucha importancia, educar para la democracia en nuestras aulas, no importa el nivel, la asignatura o la licenciatura o grado en el que nos desenvolvamos. Es urgente recuperar la ciudadanía para arrebatar lo que nos han robado: el derecho a decidir y exigir una mejor sociedad en la que quepa, por supuesto, una mejor escuela con equipamiento, agua, luz, bancas, ventanas, pizarrones y de ahí todo lo demás: internet, banda ancha, software, hardware, bibliotecas dignas, etc.; un mejor proyecto o modelo educativo, unos maestros bien pagados y reconocidos, unas escuelas formadoras de docentes fuertes y apoyadas que, claro, también requieren un cambio radical pero que empiece por una gran consulta en la que los propios maestros propongamos, discutamos, escuchemos y seamos actores centrales del cambio; de otra manera, esta sociedad, la educación, las Normales, los maestros, los ciudadanos, los niños y jóvenes seguiremos secuestrados literalmente en periodos de seis años, por funcionarios incompetentes, modelos y reformas que ni innovan ni transforman. As sólo les interesa su riqueza, su poder y sus negocios. ¿A ti que te preocupa? Actuemos y hagamos algo si en verdad queremos un cambio. En nuestras manos está.
Referencias:
(1) Delors, Jacques (1994). “Los cuatro pilares de la educación”, en La Educación encierra un tesoro. México: El Correo de la UNESCO, pp. 91-103.
Alfredo Villegas Ortega
Maestro en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional y Académico de la Escuela Normal Superior de México.