Armando Meixueiro Hernández
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
El profesor César Labastida continuando su vocación viajera y narradora, ahora ascendía con dificultad y entereza por las calles empedradas del poblado más alto de la República mexicana, Real del Monte; su propósito consistía en conocer las leyendas que, según el folleto turístico, resguardaba el primer cementerio británico de Latinoamérica, y que, además del futbol soccer, un grupo de ingleses habían afincado en ese pueblo mágico del Estado de Hidalgo.
Serpenteando por la montaña, César llegó a la puerta de hierro forjado del Panteón inglés. Había pasado por el museo Casa Grande, donde exponían obras e instalaciones de Gabriela Sodi sobre minería. La fotografía de un minero mostrando en el rostro los surcos del extenuante trabajo resplandecía en el cartel publicitario.
Real del Monte se distingue por contener minas de extracción de plata desde el tiempo de la colonia, aunque se cree que los toltecas ya obtenían minerales como oro y plata en esa región. La familia de Pedro Romero de Terreros ( el mismo del Monte de Piedad) las explotó durante el siglo XVIII, periodo en el que aconteció una de las primeras huelgas laborales en México y América Latina, en 1766. Más tarde, después de la Independencia, arribó el grupo de ingleses y mineros córnicos que influyeron en la cultura moderna de esa zona: Los pastes y el futbol son sólo un par de ejemplos significativos de esa tradición minera, amalgamada por siglos de colonización española.
Mirando la exposición, César se despeñó en un socavón de imágenes asociadas a la minería. Extrajo, en desorden, algunas vetas de diverso material: Las venas abiertas de América Latina, el documental La mina del Diablo, la melodía “Basilio”, la película Los 33, Los cuentos de Víctor Montoya, la canción A los mineros de Bolivia…
“Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos.” (Galeano. “Las venas abiertas de América Latina.”)
“Salen de una caverna
colgada en la montaña.
Son enjambres de topos
que llegan a morir
sin miedo a la metralla.”
“Morir, tal la palabra
que es norte de sus días;
despedazado, anemizado
lenta agonía en la cueva derrumbada.”
(León Gieco. “A los mineros de Bolivia”)
“Entre 1545 y 1558 se descubrieron las fértiles minas de plata de Potosí, en la actual Bolivia, y las de Zacatecas y Guanajuato en México; el proceso de amalgama con mercurio, que hizo posible la explotación de plata de ley más baja, empezó a aplicarse en ese mismo período. El «rush» de la plata eclipsó rápidamente a la minería de oro. A mediados del siglo XVII la plata abarcaba más del 99 por ciento de las exportaciones minerales de la América hispánica.” (Galeano. “Las venas abiertas de América Latina.”)
“Los pobladores, envueltos en una ola de pánico y confusión, huyeron hacia las galerías de la mina, donde rogaron a Dios que les devolviera la calma y suplicaron perdón al diablo, quien, el látigo en la mano y la furia en la mirada, decidió llamarse Tío y hacerse dueño de las minas y los minerales.’
“Desde ese día, en que todo volvió a ser como antes, los mineros le temen y le rinden pleitesía, ofreciéndole hojas de coca, k’uyunas y botellas de aguardiente.” (Víctor Montoya, “¿Por qué el diablo se llamó Tío?”)
“Kalma, Urku, Qhuya
Nina. Nocapi Kausay
Vida, ramito, Dios
Cerro, metal, la vida que me tocó’
“La suerte que yo sufro nadie la entiende
Solo el diablo que vive del mismo fuego
Por eso al tío Diablo cosas le ofrendo
Porque arriba del cerro ya ni Dios sube.” (Marta Gómez. “Basilio”)
“Siglos de educación impuesta al crisol de la injusticia y la explotación”, caviló con tristeza el profesor Labastida.
César también había pasado por una galería oscura, descuidada y pésimamente organizada, donde se presumían fotos y objetos de los inicios del balompié en México. En el improvisado claustro, una especie de cueva habilitada, se exhiben instantáneas ampliadas de los primeros equipos de Real del Monte y balones de cuero maltrechos. El supuesto altar deportivo se erige al costado de un estacionamiento enorme en el que se supone existió la primer cancha de futbol. "Si así es como recordamos el deporte más popular de nuestro país, no quiero imaginar cómo es la memoria de todo lo demás… Otro ladrillo más a la pared ”, pensó el profesor Labastida.
Antes de entrar al panteón inglés, César admiró los oyameles que se esparcen entre las tumbas, ordenadas al puro estilo anglosajón. Todas sus lápidas “miran” de oriente a poniente, hacia el Reino Unido. El aspecto del cementerio con esos árboles altos y rugosos, prefigura un cuento de hadas.
Las puertas del camposanto fueron abiertas por una mujer madura de pequeña estatura. Se presentó como María del Carmen Hernández Skewes, hija de don Chencho, y heredera del legado de su padre, quien fuera el cuidador del cementerio.
Carmen guió a los visitantes por el jardín fúnebre, salpicando de humor las historias de los difuntos. Con gracia de predicador callejero, narró la vida del payaso Richard Bell; relató la aventura de una mujer que emuló en carne propia la tragedia muy inglesa de Romeo y Julieta; describió la tumba con cruz trunca del soldado británico que sobrevivió la 1ª guerra mundial, y que recibió una ofrenda del mismísimo Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornwall en noviembre del 2014; explicó múltiples símbolos que aparecían en otros mausoleos: un signo de dólares con tres líneas verticales, la escultura de un ángel, una lápida con libros cerrados, una escuadra masónica…
Hacia la mitad del recorrido la cuidadora del cementerio señaló el lugar donde se encontraba su padre, en un rincón no muy despreciable, aunque en los linderos del predio. Allí contó la anécdota singular de Don Chencho.
Inocencio Hernández Lara, mejor conocido como Don Chencho, había sido minero hasta que el vicecónsul inglés le propuso que cuidara y diera mantenimiento al Panteón. Desde entonces el señor Inocencio se dedicó con ahínco a esa labor y fue atesorando las historias y leyendas que se tejían (extraían) alrededor de los difuntos. Fue construyéndose una identidad que combinaba diversas culturas: la herencia indígena era evidente en su cuerpo, el legado español se notaba en su lenguaje y en su oficio minero y la cultura anglosajona la iba nutriendo entre las tumbas. En su existencia estaban sedimentados cinco siglos de vejaciones e iniquidades, sin embargo, el insigne don Inocencio obtendría su satírica recompensa.
En el 2006, Inocencio Hernández recibió la condecoración de Miembro Honorario de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, firmado por la Reina Elizabeth de Inglaterra.
—Y así, mi padre fue reconocido como el primer caballero mexicano de Inglaterra. —exclamó Carmen, y sentenció con orgullo: —¡Sir Chencho de Real del Monte!
De sarcasmo involuntario calificó el profesor Labastida la historia que acababa de escuchar. “¿Sir Chencho?” Se preguntó, y se dijo para sí, “la historia latinoamericana está forjada por don Chenchos que se esmeran en construir una identidad nacional entre fantasmas extranjeros. Qué ironía. ¡Todos somos Sir Chenchos!”
Armando Meixueiro Hernández
Director de Pálido Punto de Luz
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
Director de Pálido Punto de Luz
“La inocencia de la independencia nacional”, los criollos mexicanos que la hicieron , sus líderes universitarios graduados por la Real y Pontificia Universidad de México, de Hidalgo a Andrés Quintana Roo,vivieron las guerras coloniales entre España, Francia e Inglaterra por el dominio de los mares y sus costas americanas,ycreyeron en lograrla, no en balde: Fray Servado se paseaba en Inglaterra codeándose con Miranda Bolivar, los Mina, buscando el apoyo inglés para nuestra independencia de España, los Fagoaga mineros zacatecanos también, al poco rato de lograrse la independencia, los británicos se ocupaban de las aduanas portuarias mexicanas, los gobiernos independientes iniciaban con una deuda española con ellos y continuaron aumentándola.las sociedades de amigos londinenses se armaban para hacerse cargo de las minas mexicanas, tenían las máquinas de vapor y la revolución industrial tras de ellos y también el liberalismo individualista de los filósofos políticos ingleses Bacon,Locke,Smith propiciatorios de la revolución Industrial y del capitalismo británico.
La nueva república salía de un hoyo y entraba a otro, como dice el dicho: pasamos de Guatemala a Guatepeor; no había de otra, ese fue el tiempo en que México surgía como nación independiente, esa fue su circunstancia y no hemos salido de ella como periferia, patio trasero y aun nuestros posgraduados que nos gobiernan presumen de sus actas de sumisión, perdón de oosgraduación al Imperio Británico, no se si con orgulloso descaro o como “Sir Chencho” en plena inconciencia.