René Avilés Fabila
Suelo escribir sobre las universidades públicas. Mi vida está vinculada a esas instituciones generosas. Hace unos días la doctora Patricia Alfaro Moctezuma, rectora de la UAM-X, el secretario de Unidad, Joaquín Jiménez, y yo estuvimos en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Aunque la he visitado varias veces para participar en su Feria del Libro Universitario, no había visto de cerca sus asombrosas instalaciones.
El rector de la UAEH, maestro Humberto Veras Godoy, y sus colaboradores como Jorge del Castillo, titular de Cultura, Corina Martínez, responsable de proyectos de lectura, nos recibieron en el hermoso Centro Cultural la Garza, a donde llegan visitas distinguidas como la rectora de la UAM-X. Allí coexisten algunas oficinas con museos, salas académicas y un notable auditorio donde suelen llevar a cabo festejos especiales. Después de una sustancial plática inicial entre la doctora Alfaro y el maestro Veras Godoy, iniciamos un recorrido por los distintos campus que forman la universidad hidalguense que cuenta con un número cercano a 45 mil alumnos. En cada plantel visitado nos esperaban sorpresas: sus vigorosas instalaciones en edificios nuevos, impecables, no pintarrajeados. En cada caso, una comisión encabezada por el director y personal de Ciencias Políticas, Medicina o Derecho nos recibieron. Nunca dejamos de sorprendernos: alta tecnología, una pulcritud académica, cortesía de los alumnos, en un par de casos nos permitieron asomar a laboratorios y aulas en plena sesión de trabajo. Los titulares de los campus fueron especialmente gentiles. Menciono algunos: doctor Roberto Estrada Bárcenas, del Instituto de Ciencias Económico Administrativas; doctor Edmundo Hernández, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, y doctor José María Busto Villarreal, del Instituto de Ciencias de la Salud.
Las áreas científicas son un modelo de progreso. Particularmente las secciones destinadas a la enseñanza de Medicina. Equipos de punta facilitan los cursos y el aprendizaje llega a límites de perfección. En rigor, todas las instalaciones son ejemplares y muy bien montadas.
Después de recorrer diversas escuelas de licenciatura y posgrados, nos condujeron al Pabellón Universitario situado dentro de la Ciudad del Conocimiento, una inmensa y prodigiosa nave donde los alumnos tiene a su disposición desde una higiénica cafetería y una librería maravillosa, hasta tiendas de suvenires de la UAEH, cajeros automáticos, tiendas donde expenden productos fabricados por la propia universidad hidalguense y una gran fuente de agua reciclable. Un grupo de danza nos deleitó y un joven artista le obsequió a la doctora Alfaro, en forma de ritual prehispánico, un bellísimo guaje con una mascada de seda alrededor, como fino y elegante detalle de la UAEH y su rector.
Durante la comida, ambos rectores conversaron acerca de las posibilidades de llevar a cabo un convenio de intercambio cultural, académico y científico. El maestro Veras Godoy recordó que cuentan también con una de las mejores orquestas sinfónicas del país y grupos musicales de alta calidad y reconocimiento internacional, mientras que la doctora Alfaro le hablaba de las fortalezas de la UAM-X, que está cumpliendo 40 años.
El regreso al DF permitió alguna reflexión sobre el rápido desarrollo de varias universidades públicas como la UAEH, la que con el inteligente apoyo de su patronato, las excelentes relaciones con el sindicato y la organización estudiantil, un cuerpo docente de alto rango y recursos adicionales obtenidos de diversas empresas, algunas privadas y otras de la propia UAEH, logran superar los escollos y avanzan a pasos impetuosos, que a menudo pasan desapercibido en la capital.
Cabe añadir que la UAEH, por lo pronto, participará en los festejos de la UAM-X, tal como lo anticiparon cordialmente los rectores de ambas instituciones.
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René Avilés Fabila
René Avilés Fabila nació en la ciudad de México. Licenciado en Ciencias Políticas por la UNAM (México), realizó el postgrado en la Universidad de París, La Sorbonne. Es profesor de Comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana. Tiene un largo historial periodístico y dirige su propia revista cultural: Universo de El Búho, publicación que reúne un número destacado de artistas plásticos, escritores y periodistas. Ha obtenido diversos reconocimientos, homenajes y premios literarios. Por su trabajo corno periodista cultural recibió, en 1991, el Premio Nacional de Periodismo que concede el gobierno de México. Es becario del Sistema Nacional de Creadores y miembro de la Société Européenne de Culture, con sede en Venecia, que presidió Norberto Bobbio. Entre sus publicaciones, destacan las novelas El gran solitario de Palacio, Tantadel, La canción de Odette y Réquiem por un suicida (editada en España). En Fantasías en carrusel y Todo el amor se hallan reunidas la mayoría de sus historias breves, en materia autobiográfica ha publicado tres obras de recuerdos: Memorias de un comunista. Maquinuscrito encontrado en un basurero, Recordanzas, Nuevas Recordanzas y El libro de mi madre. Recientemente publicó, dentro de la edición de sus Obras completas, dos títulos más: El reino vencido y El bosque de los prodigios.