Armando Meixueiro Hernández
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
Un hecho inusitado (o al menos muy bien planeado) en la 86a. premiación de los óscares fue el selfie que Ellen, la conductora de esa emisión, sugirió en medio de la ceremonia y que ha circulado como virus en redes sociales e internet. Matt Groening, ni tardo ni perezoso, desprendió una caricatura que parodiaba a Homero Simpson pretendiendo colarse en la instantánea.
Un selfie—indagó en el buscador de google el Profr. César Labastida— es una fotografía que se toma uno mismo, generalmente a través de un teléfono celular o de una webcam. En pocas palabras, reflexionó el maestro universitario, es un autorretrato. Así fue como empezó a despejar algunas dudas incómodas después de presenciar el programa especial de los premios que otorga Hollywood a lo mejor del cine norteamericano.
César Labastida estaba indignado con la iniciativa de la comediante, pero entendía que en el contexto del mundo tecnológico que estamos viviendo representaba una más de sus ironías. Se interrogó por tanto en las condiciones que experimentan ahora las nuevas generaciones a las que les imparte clases: Esos jóvenes que están extasiados por las imágenes en general y por la imagen propia, en particular. Adictos a ese perfil propio, que tienen muy bien dominado y en el que estirando el brazo con el dispositivo fotográfico, esgrimen un rostro interesante o caprichoso para compartir en la red social.
César ya había criticado involuntariamente los autorretratos o selfies que se colocan en los perfiles de identificación del Facebook y de las demás redes sociales. Y por alguna extraña razón no se había extendido en la abominación de todas las fotografías que se publican en esos espacios virtuales develando un triste narcisismo. Parecía cierto todo lo que afirmaban muchos pensadores de la sociedad posmoderna con respecto al culto de la imagen, a la proliferación de la vista sobre los otros sentidos, al impacto de la iconósfera contemporánea, a la sociedad del espectáculo, a la influencia de la tecnología visual en el siglo XX y XXI.
Entonces se cuestionó: ¿Será cierto que vivimos en una cultura visual que ha desplazado a las otras formas de cultura? ¿Las nuevas generaciones se están educando con criterios y valores de esta cultura visual? ¿Cómo se desarrollan cognitiva y afectivamente los estudiantes bajo el influjo del culto a las imágenes? ¿Es la imagen, y sus sintaxis presente en la fotografía y el cine, el lenguaje más poderoso actualmente que comienza a prescindir de la palabra?
El profesor Labastida desbordado por esas preguntas enfrentó la disyuntiva de escribirlas en el procesador de su computadora o de sucumbir en el acto de fotografiar sus pensamientos con un intrépido selfie para compartir en el número 43 de pálido.deluz.
Armando Meixueiro Hernández
Director de Pálido Punto de Luz
Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
Director de Pálido Punto de Luz
Lo que es la tecnología, pude conversar con el alter ego del profesor Labastida, quien no esconde su personalidad en el apellido, motivo de albures divertidos entre gentes de su clan, que omite los yoes de los de otros clanes ¡Mira hermanito de Caín! tu gemelo no podía verte ni en las líneas de la biblia, odio a su “selfie” y por ahi dicen las malas lenguas que un tal Herodes tampoco quería al sucesor del trono que lo hacia gemelo de la casa dominante de esa esquina del medio Oriente que alquilaban a los fariseos, y por no verse en esos espejos mando matar a todos los selfies que se encontran, dicen que solo uno se escapó y tarde que temprano se lo escabechó con la venia de la autoridad en turno, porque ya sabes que quien reina no gobierna. De ese último selfie de quien ya te dije, años despues cuatro retratistas (no quise interrumpirlo pero se refiere a juaan, lucas, marcos y mateo, aquí en voz baja) quisieron hacer el verdadero retrato de aquel desconocido por su padre, como no se pusieron de acuerdo, que amontonan sus escrituras y las volvieron sagradas selfies de otras futuras generaciones y vagar por mundo multiplicándolos hasta el apocalipsis y aquel que no quisiera selfie de su principal protagonosta, ya se iría encargando de las penitencias por tal disidencia cobradas, me moría de la risa con los chistas del economista Labastiday que me para en seco:¡alto primer difunto de la historia biblica! No sales de este cubículo si no me dices cual fue el primer selfie de esa historia.¡chin! y aqui estoy , si existen entre estos lectores algún Edipo que conozca la rspuesta, pues que la suelte para que me libere y ¡hasta moxtla!