Othoniel Llamas
Desde el cielo de Guerrero,
Un lucero apareció,
Que nos marca el nacimiento,
De quien muriendo nació,
Fue niño, joven y hombre
y Genaro se llamó.
Varón de tierra jariente,
Hijo del Sol y del Mar,
Tus ideas al matarte,
Las echaron a volar,
Como gaviotas errantes,
Conciencias anidaran.
Las playas de Costa Grande,
Te recuerdan con amor,
Cuando de niño jugabas,
Silbando tu caracol,
Después silbo la metralla,
Y entregaste el corazón.
Rezan las Leyes Cristianas,
Que los hombres polvo son,
No ha de convertirse en polvo,
Un hombre de tu valor,
Pólvora habrá de volverse,
Que encienda la rebelión.
Dicen las buenas conciencias,
Que ya descansas en paz,
Los que descansan son ellos,
Porque no te verán más.
No saben que tu buena semilla,
Ha comenzado a germinar.
Pongo una lágrima viva,
Y un grito de rebelión,
Porque toda tu grandeza,
No cabe en una canción,
Solo podremos honrarte,
Yendo a la revolución.
Othoniel Llamas