Xelha Limón
Había una vez una niña llamada Amelia, que vivía con su familia, la cual estaba conformada por sus padres, su hermana, el hermano de su madre alías "La dona” y su abuela materna llamada Virginia.
Para Amelia, también conocida como “Mía”, su abuela era como su segunda madre, pues sus padres trabajaban todo el día y llegaban hasta el anochecer.
Amelia soñaba con terminar su carrera en arquitectura, pero como toda mujer soñaba con encontrar a su “príncipe azul” y su abuela era quien siempre la aconsejaba en los aspectos amorosos. Virginia siempre le decía que quien de verdad la quisiera nunca la iba hacer sufrir.
Amelia a unos meses de terminar la carrera, le pidió matrimonio su novio Santiago con quien llevaba dos años de relación, pero Amelia se sentía presionada pues estaba en una situación difícil, viendo lo de la titulación y su abuela Virginia se había enfermado del corazón y estaba internada. Amelia no sabía qué hacer, diario iba a visitar a su abuela al hospital, y le contó acerca de la propuesta de Santiago, ella había aceptado pero él quería que la boda fuera en tres meses, su abuela se puso muy contenta por Mía y le dijo que tenía que ser muy feliz que el día de su boda tenía que ser inolvidable.
Pasaron 3 meses, Mía se tituló y su abuela mostró mejoría pero no iba a poder asistir a la boda, esta situación tenía muy deprimida a Mía, pues quería que en ese día tan especial para ella estuviera su segunda madre. Virginia no le permitió que cambiara la fecha de la boda, le dijo que ella iba a estar presente en su corazón.
El día de la boda Mía se preparó y utilizó el collar que su abuela había utilizado el día de su boda. Todos estaban ya en la iglesia, Santiago la esperaba en la puerta y Mía no llegaba pues saliendo de su casa decidió pasar a ver a su abuela al hospital vestida de novia, todos la miraban, al entrar al cuarto de su abuela, ambas se soltaron a llorar fue un momento muy emotivo pues su abuela se sentía feliz de ver realizada a su nieta, se abrazaron, Virginia le dio un beso en la mejilla, le dio su bendición y Amelia pudo ir tranquila a la boda, un poco tarde pero llegó, pues no podía ir al día más importante de su vida sin antes ver a su querida abuela Virginia, quien pocos días después a pesar de que mostró mejoría, falleció, y Amelia recuerda a su abuela como una gran mujer, una madre, un ejemplo a seguir que siempre llevará en su pensamiento y corazón.
Xelha Limón
Estudiante de la Facultad de comunicación