Víctor Esparza
En días pasados tuve oportunidad de conocer a través de Twitter la cuenta @GulliverPoesia del Proyecto Gulliver, la cual se describe como “poesía escrita por niños de Medellín y por grandes poetas para los niños del mundo”.
Eso bastó para inmediatamente desear contactarlos y conocer más sobre la experiencia de involucrar a los niños en la escritura de poesía, motivado por la temática elegida para este mes en Pálido Punto de Luz. De muy atenta manera recibí respuesta de los responsables de la iniciativa, contando con la colaboración del poeta Jairo Guzmán, actual director del proyecto, quien accedió a responder la entrevista que a continuación comparto.
Jairo Guzmán (Medellín, 1961) es cofundador del Festival Internacional de Poesía de Medellín (1991) y de la Escuela de Poesía de Medellín (1996, en asocio con la Escuela de Poesía de Viena y creada en el contexto del Festival de Poesía de Medellín). Autor y coautor de distintos libros de poesía, colabora como editor de los blogs de expresión poética: Meridiano 75 (obras de autores locales, latinoamericanos y universales), El ombligo del pez (en el que se publican sus poemas creados a partir de 1997) y El dragón de la pupila (poesía). Dirige desde 2010, el área formativa de la Corporación de Arte y Poesía Prometeo y el Proyecto Gulliver desde 2011.
La experiencia poética se gesta desde la infancia. Ciertos signos esenciales de la infancia dejaron huella en mi imaginario y sentido mágico de la vida. A los diecisiete años tenía una profunda vocación por la lectura de importantes poetas contemporáneos y de los grandes poetas de la historia de la cultura y la civilización. La lectura de obras poéticas y de ensayos escritos por poetas como, entre otros, Vicente Huidobro, Octavio Paz, Jorge Luis Borges y José Lezama Lima, relativos a poesía, poeta y poema, imantaron de manera decisiva una atmósfera personal, condensada por la poesía y todo su campo de irradiación. Mi vida se pobló de muchas lecturas apasionadas de obras de autores que me reafirmaron en la poesía, sabiendo los grandes riesgos que se corren en una sociedad que ha deformado la imagen del poeta, la poesía y el poema hasta el punto de relegar su importancia a un nivel secundario, lo que es completamente falso ya que la poesía es la médula radiante del ser humano.
La década de los ochenta fueron de bastante intensidad con la lectura, la escritura y la vida en el mundo. En esa década se reafirma la importancia del legado de los grandes poetas fundacionales de la expresión americana, lo que ha permitido un recorrido por las obras esenciales de una constelación de poetas latinoamericanos que son los prestatarios de la luminosa y numinosa renovación poética en español. Ya en la década de los noventa se consolida con mucha fuerza la permanencia en esa zona fulgurante de la poesía como eje de la existencia diaria, como experiencia determinante de la vida personal y colectiva. Al inicio de esa década fundamos varios poetas reunidos en torno a la revista de poesía Prometeo, con la dirección del poeta Fernando Rendón, el Festival Internacional de Poesía de Medellín como una forma de resistencia civil mediante la poesía y el arte ante las afrentas y terror impuesto por muchas fuerzas en conflicto.
Todo el anterior devenir ha ido conduciendo nuestros pasos por el camino de las acciones poéticas ligadas a la necesidad de cambio cultural y social.
Sí existen particularidades en Medellín, respecto al panorama general de la poesía en Colombia. Por ejemplo, aquí en Medellín surgió a principios del siglo 20 un grupo de poetas, llamados los Panidas, de los cuales su más emblemático es León de Greiff, quienes con su actitud en rebelión frente a las costumbres retardatarias del otrora villorrio de la Villa de la Candelaria (actual Medellín) inician una influencia de vitalidad, rebeldía y vanguardia dotando a la experiencia poética de una dignidad y de una valoración, sin precedentes, de la acción de los poetas. Luego este aire de renovación se desplaza a la capital (Bogotá) y allá influye de manera decisiva en la irrupción de la llamada generación de Los nuevos quienes, con el gran impulso de León de Greiff, fundan un capitulo clave, en la construcción de una atmósfera poética que sienta las bases del ingreso de Colombia a las letras universales. Pero antes de los Panidas ya estaba la huella indeleble de la poesía de Profirio Barba Jacob, un poeta emblemático de estas tierras quien dejó una estela fulgurante de poesía por todo centro américa y amó profundamente a México; allá pasó gran parte de su vida y allá murió, siendo León de Geiff quien fue a ese país, por sus restos, en el año de 1945.
Medellín es una ciudad en un valle rodeado de montañas. La mirada no encuentra horizonte y rebota hacia adentro en cada uno de sus habitantes. Eso la dota de una atmósfera para la introspección e insurrección poética.
En la década de los sesenta se da en Medellín la irrupción de Los Nadaístas, un grupo de poetas que, separados 46 años de la irrupción de los Panidas en 1914, influyen de manera contundente en la remoción de los cimientos retóricos de una tradición poética nacional que no los interpretaba como generación afectada por los traumas de las ciudades contemporáneas e industrializadas de Latinoamérica. El líder de este movimiento fue el poeta Gonzalo Arango. De esa generación surgió un libro que permanece y es referente necesario para hablar de poesía en Colombia: Los poemas de la ofensa, cuyo autor es Jaime Jaramillo Escobar (el otrora X-504) poeta que vive en Medellín. Significativamente el guía espiritual e impulsor del nadaísmo fue el filósofo y poeta Fernando González, quien perteneció a los Panidas.
Entre estas rebeliones poéticas existió un conjunto de poetas cuyas obras representativas habitan en la memoria colectiva. Además, aquí se asentó la tradición del tango cuyas letras son poemas (¿modernistas?) que se esparcían por todos los ambientes de la ciudad.
Así, a 100 años de la irrupción de la rebelión de los Panidas en 1914, se realizará del 19 al 27 de julio de 2014, la vigésimo cuarta versión del Festival Internacional de Poesía de Medellín, acción que ha convertido a la ciudad en un epicentro intercultural de la poesía a nivel mundial, en el que han participado 1100 poetas de 160 países de los cinco continentes, desde su fundación en 1991.
En la actualidad se ven frutos concretos de esta experiencia ya que son veinticuatro años alimentando el fuego de la poesía, con la gran participación de un público cada vez más luminoso y más cualificado en su conocimiento de la poesía actual a nivel mundial. Esto es algo sin precedentes en la historia de la acción poética en Medellín. Un sector representativo de la población de la ciudad sabe, siente y experimenta la transformación que se opera al conjugar la vida y la palabra elevada a un nivel de epifanía colectiva, generada por la poesía expresada en voz alta.
Este despliegue de poesía con cobertura en toda la ciudad y municipios del área metropolitana ha contribuido en mejorar la cohesión social y en elevar el nivel cultural de las personas beneficiarias de las actividades del Festival.
Otro fruto concreto es una generación de jóvenes poetas (nacidos a partir de 1980) con obras de gran calidad y que, como poetas, se declaran hijos del Festival.
Otra repercusión del Festival ha sido el efecto benéfico de las actividades formativas, teniendo como eje la expresión poética y artística, las cuales han impulsado la constitución de un área pedagógica que posibilita la realización de talleres de escritura creativa dirigidos a niños y jóvenes , cursos permanentes donde se auscultan temas de actualidad a la luz de obras poéticas y ensayísticas de poetas fundamentales, talleres, conferencias y lecturas de poemas con conversatorio en torno a los procesos creativos de cada autor y a la experiencia poética en relación con los diversos problemas y devenir del mundo.
A la constitución del Proyecto Gulliver le anteceden un conjunto de actividades formativas desarrolladas por la Corporación de Arte y Poesía Prometeo desde la década de los noventa. Durante esa década se realizaron muchos talleres de escritura creativa dirigidos a niños y jóvenes en riesgo social, habitantes de las comunas de Medellín. También se realizaron actividades de cualificación a docentes de primaria y bachillerato capacitándolos con nuevas didácticas basadas en ejercicios de escritura creativa. Se trataba de que aplicaran estos ejercicios en el desarrollo de sus actividades académicas de enseñanza del español y la literatura. Esto fue de mucha ayuda para su desempeño como docentes y cualificó óptimamente a sus alumnos.
Al inicio de la década del dos mil se escribe el Proyecto Gulliver. La primera versión se realiza en 2006, la segunda en 2008. Siendo el autor del proyecto que se ejecutó en 2006 y 2008 no fui el director en esas ocasiones. Después de tres años que no se realizó y luego de haber realizado una nueva concepción del proyecto aplicado en la solución de un problema y no como simple acción lúdica de estimulación de la lectura y la escritura, se han dado cambios sustanciales que han favorecido la concepción y desarrollo del Proyecto Gulliver en beneficio de una infancia más cualificada en el uso creativo del lenguaje, con más soltura en su expresión y con más versatilidad para generar su propia expresión.
Desde 2011 participo como director del proyecto Gulliver. Ya estamos en el cuarto año consecutivo de desarrollo de procesos de lectura y escritura creativa dirigidos a niños de 9 a 12 años, de estrato socioeconómico 1 y 2, matriculados en las instituciones educativas oficiales de la ciudad de Medellín.
Hay un problema que afecta a los niños y es la reducción del universo idiomático. Se presentan problemas para la escritura sostenida del niño. Existen muchas dificultades para que los niños concreten un buen párrafo. Se dan muchos casos de repulsión a la escritura ya que asocian la escritura a la transcripción de lecciones que les obligan a realizar como actividades en cualquier área del conocimiento.
Las anteriores dificultades que presentan los niños respecto a la expresión oral y escrita tienen sus raíces en el hecho de que los niños están en el ojo del huracán de los serios problemas que afectan a la ciudad cuyos conflictos han generado violencia intrafamiliar, desplazamiento forzado, fronteras invisibles, irrespeto a los derechos humanos y una cadena de violencia social ligada a la guerra entre bandas del micro tráfico de drogas originadas por el control territorial y dominio de las plazas de expendio.
Justamente el Proyecto Gulliver interviene para contribuir a que los niños mejoren su acervo idiomático y cambien esa actitud reacia a la escritura y a la expresión oral por lo que se interviene con contenidos impulsados por la imaginación y creatividad que son cualidades que permanecen algo anquilosadas. Con las metodología, didáctica y pedagogía del Proyecto Gulliver se logra que los niños generen sus propias escritos y adquieran amor por las palabras.
Respecto a la formación básica la UNESCO realizó el siguiente diagnóstico referido a situación de la educación en Colombia: “Los resultados encontrados en el área de lenguaje muestran la dificultad de los estudiantes para lograr una comprensión global de los textos. Estos resultados deben propiciar una reflexión sobre lo que se ha venido trabajando en torno a los procesos de lectura y escritura con miras a que estos procesos, junto con la oralidad y la escucha, sean herramientas funcionales en el proceso de construcción de conocimientos y en la adquisición de nuevas formas de conocer y de significar la realidad. Siendo conscientes de la incidencia del lenguaje en los procesos de generación y construcción de conocimientos, la proyección pedagógica actual exige el desarrollo de las habilidades comunicativas en los educandos. Por ello, el objetivo principal de la enseñanza de la lengua materna debe apuntar a que el estudiante pueda usar el lenguaje como herramienta fundamental en la interacción con el saber. Desde esta perspectiva, una de las labores fundamentales de los docentes, sea cual sea su área de trabajo, debe ser la de propiciar el acceso a mayores niveles de dominio sobre el lenguaje. Es aquí, justo en este punto, donde se considera importante implementar un trabajo serio con los textos, verbales y no verbales, que circulan en el aula. El trabajar con los estudiantes talleres en los que se trate de hacer explícito los entramados de sentido que todo texto comporta, como unidad organizada y coherente, permitirá cualificar su producción escrita y mejorar sus niveles de comprensión lectora”.
Justamente el Proyecto Gulliver trabaja en el aula, en el espacio destinado a Español y literatura porque ha tenido un efecto positivo favorable al desarrollo del lenguaje creativo. Se ha ganado la aceptación en el ámbito pedagógico de las instituciones educativas oficiales y los talleres se realizan en el aula con la compañía del docente. Esto ha enriquecido la coexistencia entre poetas, artistas, docentes y directivas de las instituciones educativas
El proceso que se desarrolla con el Proyecto Gulliver se convierte en una experiencia que fuera de que ayuda a mejorar la expresión escrita y oral cualifica al niño en diversos aspectos como el autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, pensamiento crítico e inteligencias emocional y sentimental.
Aparte del carácter de los niños, de su sinceridad y espíritu aun no contaminado por muchas perspicacias del adulto, influye muchísimo el enfoque del desarrollo de los talleres y sobre todo la actitud e idoneidad de los talleristas formadores que logran un óptimo nivel de empatía con los niños, lo que es fundamental para su estimulación y disposición para ejercer la voluntad de creación. También influyen las didácticas y criterios pedagógicos.
Es una pedagogía de la inclusión social en los procesos formativos y culturales, fundamentada en la expresión poética y artística, en el sentido estético de la escritura, en la lúdica, en el afecto y la coexistencia, mediante la imaginación y la creatividad aplicados a la expresión verbal y escrita.
A nivel pedagógico también se fundamenta en la concepción pedagógica de Ausubel que parte de los conocimientos y experiencias previas de cada niño para potenciar sus capacidades expresivas.
La doctora Andrea Fiscal Woodhouse, en su reporte para aspirar a la titulación de la Universidad de Lund, Suecia, del programa de maestría internacional en Estudios Medioambientales y Ciencias de la Sustentabilidad (LUMES) Lund University Centre for Sustainability, refiriéndose al Proyecto Gulliver, sobre el cual basó su estudio, expresa respecto al método de enseñanza de éste proyecto:
“Uno de los elementos de enseñanza que más destacó durante las entrevistas realizadas fue la disposición y conducta de los talleristas para con los niños. El uso de dinámicas de carácter democrático (dando igual importancia a los aportes de los niños que a los propios), el esfuerzo realizado por los talleristas por conocer el “mundo” de los niños fuera del contexto escolar, y la conceptualización de la enseñanza como un acto de amor coincide con la teoría de la educación (particularmente con la teoría de transmisión) del reconocido pedagogo Paulo Freire (Hamilton, 1999). Así mismo el deseo de inspirar a los niños implica que los talleres involucran distintas actividades y formas de aprendizaje. Estas distintas formas de aprendizaje utilizan de manera dominante distintas inteligencias presentes en los niños. Esto, basado en la teoría de inteligencias múltiples (Gardner & Hatch, 1989), aumenta la probabilidad de que los niños encuentren una actividad acorde a su inteligencia dominante, haciendo la experiencia de aprendizaje más placentera, mejorando su seguridad, desempeño y apremiando al niño a expresarse por medio de la inteligencia lingüística.
De igual forma el uso de cuentos como herramienta de aprendizaje ayuda a los niños a construir e identificar distintos tipos de discursos y a pensar en forma narrativa (Collins, 1999). Por medio de esta herramienta los talleristas despiertan en los niños el deseo de leer, pero también fortalece la relación entre los niños y los talleristas. Sin embargo, el énfasis de los talleristas en que la escritura sea más creativa que “correcta” incita a los niños a tomar riesgos y hace el disfrute del proceso una prioridad.
Esto genera un círculo virtuoso en el que el manejo placentero, informal y basado en la confianza que utilizan los talleres, genera en los niños una percepción en los niños de que el Proyecto Gulliver es una zona segura de innovación. Un término que en inglés se denomina playspace, infiriendo un espacio creativo, abierto y seguro donde es más probable que se alcancen resultados innovadores (Meyer, 2010).
Esta percepción del Proyecto Gulliver como espacio creativo también interactúa con el rol que el uso del arte juega en el proyecto. De acuerdo con el trabajo del experto en Terapia de Arte Shaun McNiff (McNiff, 2004) el arte entendido tanto como técnica y como un estado mental requiere y refuerza la relación estrecha entre tallerista-alumno, requiere y refuerza el uso de múltiples inteligencias, y requiere y refuerza el espacio creativo. Convirtiéndose así en el hilo rojo que entreteje todos los elementos del proyecto. Con el beneficio adicional de crear trabajos de valor artístico; algo que dentro de los talleres, con la publicación de la antología anual, y de la participación que los niños puedan tener en el festival de poesía sirve como una herramienta para cambiar su percepción de ellos mismos, regresándoles su poder para creer y tomar sus propias decisiones.”
El proceso se realiza en dos etapas por año, cada una correspondiente a los respectivos semestres académicos de las instituciones educativas donde se realizan los talleres.
Por cada etapa los formadores realizan un informe de avance y uno final . Con cada informe entregan un número específico de páginas transcritas de los textos producidos por los niños. Al final cada tallerista ha entregado un buen número de textos. A partir de esa recopilación (que proviene de una preselección por parte de cada formador) se realiza la selección de las obras que se destinarán a su publicación.
Todos han apoyado con su aprobación y beneplácito dado el evidente progreso en todos los aspectos que el proyecto atiende.
Retos siempre aparecerán ya que ellos miden la exigencia necesaria para mejorar y extender la cobertura. Se trata de hacer muy bien el trabajo actual pero de manera paralela ir preparando niveles de profundización con niños beneficiados desde 2006 que han mostrado un elevado perfil creativo.
Más que anécdota, te presento un escrito realizado por un niño en una sesión de taller. Allí vemos reflejadas las condiciones de muchos niños beneficiados con este proyecto.
Yo trabajo todo los días vendiendo chicles en las calles hasta las diez de la noche, por eso cuando vengo al colegio solo quiero jugar y jugar, no quiero estudiar, para qué si para tener plata uno lo que necesita es trabajar, yo vengo, porque aquí dan almuerzo y en la casa no hay, por eso se me vuelven muy largos los sábados y los domingos porque me da mucha hambre, yo pido pero a veces me dan y a veces no. La plata de los chicles se la debo llevar a mi mamá para comprar la leche para mi hermanita que tiene dos años, lo que no sé es si va a alcanzar para cuando nazca el bebé que viene en camino.
Yuber Alexis Palacio, 11 años.
Fuente: http://www.unesco.org/education/wef/countryreports/colombia/rapport_2_2.htm
Víctor Esparza
Nacido y radicado en Monterrey, Nuevo León (1979). Involucrado en estudios de Humanidades desde 1995, egresado de la Licenciatura en Psicología por la Universidad Regiomontana (2012). Escribiendo actualmente para Espacio Blanco y cursando la Lic. en Gestión Cultural en la UDGVirtual.