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Orientación educativa

Extramuros

Maralejandra Hernández Trejo


Los Ojos de Ana: Un mundo de "esperanza incomprensible"

Un sábado cualquiera con la Ciudad de México un poco desolada de automóviles debido al fin de semana; nos encontramos de camino al Teatro Orientación en el Centro Cultural del Bosque, a espaldas del Auditorio Nacional. Nuestro objetivo era ser espectadoras del estreno en este recinto de Los Ojos de Ana, una impresionante y poética obra escrita por Luc Tartar (un autor y tallerista contemporáneo francés que ha dedicado gran parte de su tiempo a los estudios sobre conductas adolescentes y sus maneras de percibir el mundo.)

La odiseíca tarea de montar esta tan particular y general obra en el contexto mexicano estuvo a manos de Boris Schoemann quien, consciente de la problemática actual de los adolescentes en nuestro país, dirigió una excelente versión de este drama con tintes de humor negro e impecable dirección.
Minimalista, con sólo pistas que seguir en un escenario en el que únicamente un sillón y una puerta crearían toda la magia para que el espectador; el director confió en la incesante actividad del público para que la obra fuera llenando con imaginación e intimidad, los espacios en blanco del rompecabezas argumental.

Sobre el tema y de primera mano, habiendo sólo leído la reseña general de la obra, mi único conocimiento era que trataría el tema del bullying, que tan en boga está en estos días. No mentiré, con un tema tan complejo y a la vez tan real, es difícil no crearse una imagen mental de una obra (o película) como tenemos antecedentes con Después de Lucía del 2012, que terminó siendo una cinta un poco panfletaria y que no describía tan bien la problemática desde el fondo, sino como un melodrama de sufrimiento en todos los sentidos.

No obstante, llegamos con la intención de derrumbar estereotipos y de crear una nueva concepción de un tema tan tocado en los últimos años, y Los Ojos de Ana resultó ser una joya teatral para lograrlo. La obra, que celebra un lenguaje fresco y un humor excelente durante la hora y diez de espectáculo. Los Endebles tenían la sala abarrotada con adolescentes que disfrutaban verdaderamente la presentación. El tema, aunque parecía ser muy delimitado, a su vez exploraba otras facetas de la humanidad que generaban una explicación mucho más contundente y a la vez abierta de los problemas representados en escena: el desinterés de los padres; los problemas raciales, de religión, el odio por las identidades sexuales distintas, las relaciones de poder en diversos niveles, el abandono infantil y la amistad a prueba de fuego son sólo algunos de ellos.

La obra englobaba todo aspecto del género humano, volviéndose el bullying un recurso más para la exploración poética; esto dicho, por las líneas en el guión de una belleza inigualable. La traducción de Humberto Pérez Mortera logra momentos de éxtasis literario, figuras y metáforas del ser; bocas abiertas esperando engullir a los observantes, pequeños lugares dentro del mundo infinito, líneas que anuncian o no un suicidio y una serie interminable de deseos indecibles, que todos tenemos en los momentos de reflexión y soledad.

Toda esta poética literaria se une a la interpretación maravillosa de los actores Mahalat Sánchez, Guillermina Campuzano, Alejandro Morales, José Cremayer y Christian Diez, quienes vuelven un pequeño escenario de no más de cinco metros, un lugar en el que al menos quince voces distintas (interpretadas por únicamente cinco actores y actrices con el mismo vestuario todo el tiempo) se unen, se mezclan y se crean a sí mismos y al mismo tiempo crean al personaje principal de la obra: Ana, de la cual, cada uno tiene una diferente, clara y particular versión de su de su esencia y su físico etéreo. Esto debido a que, al mero estilo de Esperando a Godot de Samuel Beckett, jamás aparece con sus ojos heterocromáticos y penetrantes a desnudarnos el alma hacia existencia elevada que ella misma emana; y en la cual, refleja los verdaderos miedos ocultos de cada uno: los pavimentos, los pájaros y las ventanas abiertas; el humo, el fuego, la identidad y la esperanza de que un día todo terminará. Todo, tanto la tristeza infinita como la búsqueda por una felicidad que, a veces, parece inalcanzable.

Del 25 de enero al 13 de abril
Teatro Orientación, Centro Cultural del Bosque (CCB)
Edad recomendada: 12 años
Funciones: Sábados y domingos 12:30 h.
$80 ( 50% de descuento a estudiantes y maestros)

Publicado originalmente en Teatro fácil

Maralejandra Hernández Trejo
Coordinadora del Colectivo Ceres. Licenciada en Letras Modernas de la UNAM

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