Hernán Sorhuet Gelós
A los problemas de gestión de residuos sólidos urbanos y el elevado nivel de contaminación de los cursos de agua vinculados a centros poblados de todo el país, hay que agregarle en particular dos situaciones realmente preocupantes para el presente y el futuro.
En primero lugar mencionamos la grave crisis que vive la cuenca del río Santa Lucía –principal abastecedora de agua potable para toda el área metropolitana. Si bien su alarmante situación se conocía desde hace tiempo, no había tomado estado público el riesgo que corre la salud pública, comprometiéndose el correcto suministro de agua de buena calidad para más de la mitad de los uruguayos. Lo más preocupante es que varios años atrás desde el Ministerio de Medio Ambiente se anunció la puesta en marcha de un Plan de Gestión de dicha cuenca, justamente con la intención de anticiparse a problemas que hoy lamentablemente son una realidad.
Está claro que hemos llegado a una situación límite que exige revisar en profundidad la gestión del río, los usos que se realizan de sus aguas, cauces y riberas. Porque lo que está ocurriendo en la cuenca constituye una directa y flagrante violación al artículo 47 de la Constitución.
La otra situación a comentar es la referida a la posibilidad cierta de que se instalen en el país grandes emprendimientos de minería. Se han producido reiteradas idas y venidas desde distintos sectores del Gobierno en torno a un megaproyecto privado de explotación de hierro en la zona de Cerro Chato. Se aprobó una nueva ley que pretende actualizar la normativa mejorando los porcentajes de ganancias para el Estado.
Pero ocurrieron hechos muy preocupantes que hay que señalar. En tres departamentos del país sus respectivas Juntas declararon sus territorios libre de megaminería. Se han producido numerosos reclamos civiles a través de marchas, recolección de firmas y campañas de diferente índole, que fueron ignoradas por las autoridades que conducen los destinos del país. Desde la propia figura del Presidente uruguayo se he enviado una constate señal de aprobación al mega proyecto a estudio, cuando aún no ha conseguido superar la autorización ambiental del Ministerio de Medio Ambiente. Constituye una presión inaceptable a los técnicos subordinados a su jerarquía.
De la única manera que se puede analizar esta situación es que ya se tomó la decisión de aprobar la explotación metalífera en la zona de Cerro Chato, sin importar demasiado lo que finalmente informe la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA). Recordemos que tiempo atrás el propio Presidente comentó que pretendía “agilizar” los tiempos de aprobación de proyectos en DINAMA, pasándola a la órbita directa de Presidencia de la República; o sea, en los hechos equivalía a quitarle casi toda autonomía resolutiva –que es esencialmente técnica.
¿Por qué parece minimizarse tanto la importancia de los aspectos ambientales cuando se trata del desarrollo nacional?
A pesar de todo lo que se ha transitado en ese terreno en todo el mundo, sigue sin percibirse que la protección ambiental es la mejor garantía para asegurar un desarrollo más amplio, justo y duradero.
Queda claro que necesitamos mejorar sustancialmente la comunicación y educación ambiental. Porque sin cambios de valoración y compromiso en las personas es imposible mejorar el paradigma.
Columna publicada en el diario EL PAIS de Montevideo el 18/1282013
Hernán Sorhuet Gelós
Destacado conferencista y escritor uruguayo. Educador, comunicólogo y periodista ambiental. En su vasta obra de libros de Educación Ambiental para niños, incluye temas como el cambio climático, la biodiversidad y los residuos sólidos.