G. Arturo Limón D.
Dedicado a Andrés Manuel López Obrador, deseando su pronta recuperación,
TE NECESITAMOS para continuar la batalla por México.
Madiba como solía ser llamado por su clan xhosa al cual pertenecía, Nelson Mandela pasa de este estadio que llamamos vida, al que sigue, por esa puerta inevitable que llamamos muerte, pero su legado queda, por ello hoy no hay dolor ante su partida, sólo ha de haber balance y es positivo sin duda alguna para aquel pequeño niño de nombre original, Rolihlahla ya que a Mandela (el nombre de Nelson se lo dio más tarde su maestro) nació el 18 de julio de 1918.
Tras una disputa de su padre, un líder tribal, con las autoridades, el pequeño Mandela se trasladó a la vecina localidad de Qunu, donde pasó su primera infancia cuidando ganad pasando posteriormente a una escuela para educarlo en el rango de nobleza local que le correspondía.
Madiba, como se le conocía cariñosamente en Sudáfrica, estudió en varios colegios destinados a la elite negra, donde comprendió la injusta inferioridad que sufría la mayoría negra frente a la minoría blanca del país.
Sus estudios se interrumpieron en 1940, por respaldar una protesta estudiantil en la Universidad de Fort Hare, que le confrontó a una posible expulsión del centro, por no aceptar los resultados que le daban triunfador como líder estudiantil, cuando sabía que los resultados eran injustos, esta situación marcó su actuar en la vida siempre DIGNO Y SIEMPRE LIBRE, ya que en seguida y motivado por la decisión de su tutor de casarle con una chica de la que no estaba enamorado, salio de la escuela y fue a Johannesburgo para enfrentarse con la realidad de la lucha racial.
Johannesburgo fue para Mandela el descubrimiento de la verdadera Sudáfrica, un mundo injusto debido a la separación de las razas. un país africano dirigido por blancos, en el que la población negra debía enfrentarse a un status cada vez más disminuido, determinado por una política racial que definía estrictamente la separación de las razas. Por primera vez Mandela se vio a sí mismo como un hombre negro en una sociedad blanca, lo que despertó en su alma la decisión de luchar contra ese sistema.
Allí empezó trabajando de guarda en una mina y entró en contacto con el Congreso Nacional Africano (CNA), partido por el que lucho y aun padeció casi treinta años de cautiverio.
Madiba cofundó las Juventudes del CNA en 1944, cuando se casó con su primera mujer, Evelyn Ntoko Mase, que le dio cuatro hijos.
En 1952, Mandela abrió con su correligionario Oliver Tambo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica, a la vez que se inició en las primeras protestas contra el “apartheid”, régimen de segregación racial instaurado por la minoría blanca en 1949.
Cinco años después cuando su anterior esposa le había ya dejado por sus luchas lo cual le llevo al fracasó de su primer matrimonio, aunque poco después conoció a Nomzamo Winnie Madikizela, de quien se enamoró y fue con ella, con Winnie con quien se casó en 1958 y tuvo dos hijas.
Cada vez más entregado a la lucha antirracista, en 1956 fue acusado de alta traición por un supuesto intento de golpe de Estado.
Si bien fue declarado inocente, el proceso desembocó en la ilegalización del CNA en 1960.
Ese mismo año ocurrió la matanza de la ciudad de Shaperville, donde murieron 69 manifestantes negros por disparos de la Policía.
A partir de ahí, Mandela actuó desde la clandestinidad y, pese a abrazar la idea de resistencia pacífica del líder indio Mahatma Gandhi, radicalizó su postura, creó el brazo armado del CNA y viajó por África con el fin de recibir entrenamiento y captar fondos.
En 1962, fue detenido y condenado a cinco años de cárcel por abandonar ilegalmente el país e incitar a la huelga.
Semanas después, las autoridades desmantelaron el centro de operaciones del CNA y comenzó el Juicio de Rivonia, en el que le condenaron a cadena perpetua por sabotaje en 1964.
En el juicio, el brillante orador que fue Mandela pronunció desde el banquillo de los acusados uno de sus discursos más célebres.
“He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía e igualdad de oportunidades”, dijo con voz firme.
“Es un ideal —concluyó— que espero alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir”.
Mandela fue conducido en un vuelo secreto a la cárcel de la isla de Robben Island, donde se convirtió en el famoso “preso 46664” y donde pasó dieciocho años, hasta su traslado a otra prisión en 1982.
La creciente presión de la comunidad internacional, que endureció las sanciones contra el régimen del “apartheid”, ablandó al Gobierno sudafricano, que ofreció la libertad varias veces a Mandela, aunque éste la rechazó repetidamente porque siempre era condicional.
Por fin, el 11 de febrero de 1990, un Mandela trajeado, sonriente y con el puño en alto salió a pie de la cárcel, días después de que el presidente sudafricano, Frederik de Klerk, legalizara el CNA.
En 1993, Mandela y De Klerk fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz
por facilitar la liquidación pacífica del “apartheid” y la reconciliación del país.
Con ese motivo y dirigiendose al y al Comité Noruego del Nobel,y a nuestra apreciada primer ministro, señora Gro Harlem Brundtland, declaro.
“Quiero extender un agradecimiento de corazón al Comité Noruego del Nobel por acogerme como ganador del Premio Nobel de la Paz.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para felicitar a mi compatriota y también galardonado, presidente F. W de Klerk, quien recibe conmigo este alto honor.
Juntos nos hemos unido a dos sudafricanos distinguidos; el fallecido Albert Lutuli, y su santidad, el arzobispo Desmond Tutu, cuyas fundamentales contribuciones a la lucha pacífica contra el maligno sistema del apartheid fueron justamente premiados por ustedes al concederles el Premio Nobel de la Paz.
No sería presuntuoso de nuestra parte si también añadimos, de entre nuestros predecesores, el nombre de otro notable ganador del Premio Nobel de la Paz , el asesinado reverendo Martin Luther King Jr.
Él también luchó y murió sin cejar en el empeño de hacer una contribución para encontrar una solución justa a algunas de las grandes interrogantes que hoy enfrentamos los sudafricanos.
Hablamos aquí del reto de las dicotomías de la guerra y la paz, la violencia y la no violencia, del racismo y la dignidad humana, la opresión y la represión, la libertad y los derechos humanos, la pobreza y liberación de los que padecen carencias.
Nos encontramos hoy aquí como nada menos que representantes de millones de los nuestros que se han atrevido a levantarse contra un sistema social cuya esencia misma es la guerra, la violencia, el racismo, la opresión, la represión y el empobrecimiento de un pueblo entero… los gobiernos y organizaciones que se han unido con nosotros, no para combatir a Sudáfrica como país ni a ninguno de sus habitantes; sino para oponerse a un sistema inhumano y exigir el fin inmediato del crimen contra la humanidad que es el apartheid.
Esos incontables seres humanos, tanto dentro como fuera de nuestro país, tuvieron la nobleza de espíritu de impedirle el paso a la tiranía y la injusticia sin buscar una ganancia egoísta. Reconocieron que el daño contra uno es un daño contra todos, y por lo tanto, actuaron unidos para defender la justicia y la decencia humana fundamental.
Gracias a su valor y persistencia de muchos años, hoy podemos, incluso, prever la fecha en que toda la humanidad se reunirá para celebrar una de las más notables victorias humanas de nuestro siglo.
Cuando llegue ese momento, nos regocijaremos juntos por la victoria común sobre el racismo, el apartheid y el mandato de la minoría blanca.
Ese triunfo finalmente cerrará una historia de 500 años de colonización en África que comenzó con el establecimiento del imperio portugués.
De la misma forma, quedará marcado un gran paso hacia adelante en la historia que servirá como consigna común a los pueblos del mundo para luchar contra el racismo, donde quiera que ocurra y bajo cualquier disfraz que se presente….
En la punta sur del continente de África, se prepara una hermosa recompensa, un regalo invaluable que llegará a aquellos que sufrieron en el nombre de la humanidad y que sacrificaron todo por la libertad, la paz, la dignidad humana y la justicia entre los hombres.
….Ante esta distinguida audiencia, nos comprometemos a que la nueva Sudáfrica luchará sin tregua en lograr los propósitos definidos en la Declaración Mundial sobre la Sobrevivencia, Protección y Desarrollo de los niños.
La recompensa de la que hablamos también se medirá con la felicidad y bienestar de las madres y padres de estos niños, quienes vivirán sin el temor de ser robados, asesinados por motivos políticos o monetarios, o humillados porque son mendigos.
Ellos serán liberados de la pesada carga de la desesperación que llevan en el corazón, surgida de la pobreza, el hambre y el desempleo.” Hasta aquí el discurso del Nobel la realidad a 20 años, todos la hemos visto, empero él siempre fue un actor; y en 1994, Madiba hizo historia al ser elegido presidente en las primeras elecciones multirraciales de Sudáfrica.
Tras un lustro en el Gobierno, el primer presidente negro de Sudáfrica dejó el cargo en 1999 y se retiró de la vida política.
Un año antes, Mandela se había casado con Graça Machel, viuda del presidente mozambiqueño Samora Machel, tras divorciarse de Winnie.
Aunque el exmandatario dejó la política, siguió en la vida pública como mediador internacional y promotor de causas solidarias de su Fundación y el Fondo de la Lucha contra el Sida, pero su salud se resentía y en 2001 le diagnosticaron un cáncer de próstata.
En 2004, Mandela anunció su retirada definitiva de la vida pública. “No me llamen —advirtió a la prensa—, ya les llamo yo”.
Madiba apareció en público por última vez en la clausura del Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010.
Finalmente el pasado día 5 de diciembre Nelson Rolihlahla Mandela conocido entre los suyos como Madiba muere pero su legado queda inscrito en el DIGNIDAD EL HONOR Y LA LIBERTAD que ni la prisión que guardó su cuerpo, como lo Hara una tumba a partir del 15 de diciembre podrán contener su espíritu, que encarna como ninguno ese poema William Ernest Henley (1849– 1903). Escrito en 1875 el cual a la letra dice;
“Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.”
Con este poema que dicen era su favorito y con el cual lo despedimos desde aquí, HASTA SIMPRE MADIBA GRACIAS POR TU EJEMPLO DE VIDA QUE ES TU LEGADO.
G. Arturo Limón D.
G. Arturo Limón D. Miembro del Cuerpo académico de Sustentabilidad UNAM, y Miembro de la Comisión de Educación en Mesoamérica de la UICN. Profesor investigador de la Universidad Pedagógica Nacional de Chihuahua UPNECH