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LA CLASE

Tema del mes

Francisco Hernández Avilés


El absolutismo educativo frente al alumno ciudadano

La escuela vive en la ilegalidad porque es incapaz de crear sus propias normas
Francesco Tonucci

Cuando un alumno levanta la mano y dice en voz alta: “no estoy de acuerdo” y el maestro está dispuesto a escuchar la argumentación del alumno y en su caso aceptar la posibilidad de que el niño tenga razón, en ese momento, la escuela se convierte en generadora de conciencia ciudadana. Con esa actitud de tolerancia y respeto, el profesor lleva a la práctica real lo que significan diversos conceptos de la Declaración de los Derechos del Hombre y que conforman la base de nuestra idea de ciudadanía. La escuela se asume entonces como la primera estructura social en nuestra preparación cívica. Recordemos algunos de estos derechos:

Art. I. “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos…” El maestro, el alumno, el directivo, el padre de familia son iguales en la comunidad educativa. Sus responsabilidades son diversas, pero en esencia, son seres humanos iguales.

Art III. “El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo, ningún individuo, pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente de ella”. El ejercicio de la autoridad escolar debe ser generado por el interés común de la comunidad educativa. El maestro, el alumno, el directivo y el padre de familia confluyen en un objetivo general que es la educación escolar (recordemos que la palabra república significa “el objeto de todos”). La autoridad verdadera no reside en el poder adjudicado en la estructura escolar, sino en el crédito legítimamente obtenido por la actuación en valores éticos y en el respeto a la ley creada por la misma comunidad.

Art. XI. “La libre comunicación de pensamiento es uno de los derechos más preciosos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente…” La libertad de expresión en la escuela enriquece la pluralidad de las ideas en la búsqueda del aprendizaje real y de la conciencia de la convivencia cívica. Los maestros y alumnos ciudadanizados escuchan y generan diversas opiniones en un marco de respeto y tolerancia.

Art. XV. La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a todo agente público. Si alguno de los integrantes de la comunidad escolar falla en sus responsabilidades, es posible y necesario expresarlo para rectificar la situación, sin temor a represalias.

Comunicar y establecer estos derechos en nuestra escuela implica transformar la estructura tradicional con la que muchas generaciones hemos crecido. El heredado “chip” del autoritarismo está en nuestra manera de entender las relaciones sociales en la familia, la escuela y en la sociedad en general. Por esta razón, nuestro ejercicio ciudadano se remite, en el mejor de los casos, a acudir a votar cada seis años. El resultado de esto se traduce en apatía social, manipulación mediática e irresponsabilidad cívica.

La escuela debiera constituirse en un espacio de prácticas cívicas reales para que el alumno pueda crecer cada día como ciudadano. La ciudadanía, como otras habilidades, se tiene que desarrollar en situaciones verdaderas, en donde la comunidad sea un espacio de confianza en donde el respeto, la responsabilidad y la justicia sean procurados por todos los participantes, no solamente por el profesor o los directivos. Para lograr esto es imprescindible transformar la estructura autoritaria con la que crecimos varias generaciones. Frente al concepto de ciudadanía, en muchas escuelas prevalece la idea de la autoridad absoluta. Los Derechos del Hombre se opusieron en el siglo XVIII al concepto de poder absoluto. Recordemos la frase atribuida a Luis XIV, el Rey Sol: “… Dios me ha conferido la suficiente sabiduría para gobernar, no necesito primer ministro ni preferida, el Estado soy yo”. En esa sociedad era impensable y prohibido decir que el monarca se equivocaba. Las opiniones opuestas a la “voz divina” del monarca resultaban no solo ilegales, sino inmorales. Ese autoritarismo permeó hacia la organización familiar y continúa en nuestras estructuras educativas. Muchos de nosotros hemos tenido profesores al estilo del Rey Sol. Sin embargo el maestro que se asuma como Luis XIV: “la Clase soy yo”, tiende a la extinción, porque así como los ciudadanos franceses se levantaron contra esta manera de entender el Estado, las estructuras educativas se seguirán transformando, de acuerdo con la paulatina ciudadanización de nuestra sociedad.

Hoy en día se ha vuelto ilegal violentar física o emocionalmente a los alumnos, exhibirlo a causa de su posición social, económica, religiosa o de género, que ahora es causa de denuncias ante diversos organismos de derechos humanos. Afortunadamente, este avance reparte, de manera horizontal, obligaciones y derechos entre todas las personas que conviven en un mismo espacio escolar. En este esquema, todos (alumnos, maestros, padres de familia y directivos), no solamente el profesor, son responsables de la disciplina, de crear un “ambiente ciudadano”, y de hacer valer la norma generada a principio de año entre todos. Incluso los niños pequeños tienen prácticas ciudadanas y participan en la escritura y firma de ese contrato social. Así comienzan a generar sus responsabilidades y compromisos con sus compañeros y profesores.

Es preciso comentar un artículo más de la Declaración de los Derechos del Hombre vinculado a la creación del reglamento escolar:

Art. VI. “La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione…” Todos los alumnos ciudadanos tienen derecho a la elaboración de la ley. ¿A partir de qué edad los niños pueden aportar sus ideas para crear las normas de su escuela? ¿Sus argumentos son válidos? ¿Somos capaces los profesores de aceptar que la propuesta de un niño funciona mejor que aquella que propusimos los adultos?

El reto es fomentar en la escuela la más importante de las competencias: la ciudadana. La convivencia cívica basada en el diálogo, la tolerancia y la pluralidad no se aprende en los libros memorizando reglamentos, se vive en la cotidianidad. Se practica en una relación de igualdad, aceptando la idea de que un contrario puede ser honesto e inteligente. Ahí empieza la conciencia ciudadana.

Francisco Hernández Avilés
Licenciado en Letras Hispánicas, fue profesor de bachillerato y actualmente es difusor del programa editorial en la Coordinación de Humanidades de la UNAM

jesus caballero. 29 de Julio de 2013 21:44

Estimado Francisco,¿que tal al revés? Una convivencia cívica, una relación de igualdad que hace una conciencia ciudadana llevaría a la escuela una educación democrática, por aquello de que las sociedades hacen la educación que quieren para reproducir los valores de tal convivvencia , de esa conveniencia. La Francia de la revolución que produjo tal declaración no pudo impedir la desgracia francesa y europea de los imperialismos y colonialismos sobre los países americanos, asiáticos y africanos, ni siquiera las guerras entre los europeos promovidas por las viejas aristocracias y las nuevas burguesías para asesinar a su carne de cañón :los ciudadanos europeos, menos para defender los derechos humanos de los niños proletarios que compartieron con sus padres la anulación de sus derechos humanos en la explotación capitalista. En la China actual el régimen comunista dirige un capitalismo de estado que favorece crecientes desigualdades que anulan derechos humanos que creíamos definitivamente conquistados por historia comunista, si bien sabíamos que el socialismo no era una democracia, menos la china, hoy asusta la explotación de los trabajadores, el retroceso de una educación que ni los padres trabajadores , ni las instituciones gubernamentales pueden garantizar a los niños, nuevas élites se abrogan el derecho a los privilegios de la educación superior, mientras en las regiones lejanas de donde proceden los trabajadores, niños y ancianos abandonados difícilmente acceden a una educación de calidad, esa, expresada en los artículos rescatados por tu autoría. ¡Ah! y aquí la democracia es un discurso acusado de populista, nuestra constitución un monumento, pero en ruinas, la"realpolitik": gobernantes, partidos, personajes, trabajos legislativos,ejecutivos y judiciales muestran el desconocimiento de la filosofia de los derechos humanos, llegando al poder se anula la vida democrática, se desconoce la justicia de los derechos y las libertades que garantiza la constitución; el colmo: los gobernantes se distancian de los sujetos de los derechos humanos, de todos, menos de ellos y denigran, menosprecian,devalúan a la calidad ciudadana,a la que deerían responder: desde los altos dirigentes hasta los burócratas de ventanilla, los agentes poliíacos y los maestros de grupo, de asignatura , de la educación básica, la media, incluso de la superior. Te consta, lo has vivido, por su parte los alumnos proceden de familias ineptas para la democracia, para la igualdad de géneros, para el trato respetuoso a los hijos, llegan a las aulas o carentes de privilegios o excedidos de ellos, el bulling por ejemplo es muestra de autoritarismo, de violencia autoritaria, de imposición de unos sobre otros; otra,la educación privada es un comercio que desconoce los compromisos sobre los derechos no solo de alumnos, sino de padres, a quienes solo se les considera como clientela, si al alumno, al padre no les gusta algún maltrato, los directivos lo resuelven invitando a los sujetos de la educación, a los sujetos de los derechos ciudadanos a irse a otra escuela, si eso no es absolutismo en el libre mercado de la educación ¿Qué es? Pero en las instituciones de educación superior ¿existe la conciencia ciudadana?¿vale la ciudadanía en la educación superior? Donde todos son adultos, desde los alumnos hasta los rectores ¿son considerados los alumnos como sujetos de derechos al examen de los valores institucionales, de los objetivos de los proyectos de docencia, investigación y difusión? Son los alumnos considerados como sujetos protagonistas en la construcción de reglamentos de docencia, de evaluación, de acreditación, de titulación?¿acaso se recomienda en la educación superior que los aspirantes presenten un proyecto personal de compromiso personal en la construcción de su propia participación? Ellos son adultos, tienen los antecedentes escolares, la participación social y hasta política y sin embargo …No puedo olvidar que no pocas de las universidades europeas originales fueron organismos gremiales , es decir organismos paritarios de alumnos y maestros, que eso significaba “UNIVERSITAS”, incluso en las primeras instituciones universitarias españolas, en fin, largo y paciente es el camino que te espera para colaborar en tu institución en la educación ciudadana de autoridades, maestro y alumnos-en ese orden-para fomentar en la escuela la mas importante de las competencias eso: la ciudadanía, gracias por invitarnos a este esfuerzo. Xss

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