Joel Ortega Juárez
A finales de la década de los ochenta, unos días después de las elecciones en Baja California, estábamos reunidos en la Copal, Luis Donaldo Colosio, Jorge Medina Viedas, Teodoro Palomino y yo; habíamos decidido llevarle una propuesta para crear una Mesa de Diálogo entre los líderes partidistas. Mientras discutíamos llegó la información del triunfo de Ernesto Ruffo Appel, candidato panista a la gubernatura; Colosio nos preguntó cómo veíamos el asunto, respondimos que había que acatar los resultados y con ello dar un paso sustancial hacia la famosa transición democrática. Luis Donaldo tomó el teléfono y, en su condición de presidente del PRI, admitió su derrota y reconoció la victoria panista.
No sé si lo había consultado previamente con Salinas, pero evidentemente actuó con su consentimiento. Un hecho tan irrelevante en una sociedad democrática se convirtió en emblemático: el PRI admitía una derrota electoral y perdía una gubernatura, después de haber tenido carro completo en las gubernaturas por muchas décadas.
Casi un cuarto de siglo después habrá elecciones en 14 entidades y en Baja California se votará por gobernador.
La cabeza de MILENIO del 5 de julio de 2013 dice: Es el proceso electoral más violento: Senado.
Efectivamente, en Sinaloa fue asesinado el candidato Eleazar Armenta Acuña y hubo levantones, robo y destrucción de propaganda; en Oaxaca han ocurrido asesinatos, en Tamaulipas hay hechos violentos y lo mismo en Veracruz y otros estados, incluido un extraño ajusticiamiento en Puebla del ex rector de la BUAP Samuel Malpica (87-89), que nos ha remitido a los años de terror cuando fueron ejecutados los universitarios comunistas Joel Arriaga y Enrique Cabrera.
¿Qué está pasando? ¿Nada ha cambiado?
“… Hoy las cosas han cambiado de manera importante. Pero, esto no quiere decir que haya mudado de naturaleza. Una afirmación fundamental en esta parte es que los cambios operados en el sistema y la clase políticas mexicanas han cambiado su modus operandi, se han beneficiado de la pluralidad y también, parcialmente, de la alternancia. De ahí se ha deducido que se ha arribado plenamente a una modalidad genuina de transición democrática. Yendo por partes, resulta al menos alegre y siendo más rigurosa francamente temeraria… En suma, la falta de medidas que una buena parte de la sociedad mexicana esperaba a partir de 2000 hasta la fecha transitó solo hacia una plutocracia, partidocracia que ahora ha coagulado en la restauración priista, ahora comandada desde Los Pinos”. Estas consideraciones las hace el joven de casi 80 años, Eliezer Morales Aragón en un interesante texto inédito.
Es curiosa la esquizofrenia de buena parte de la clase política mexicana, cuyo nivel de cinismo llega a extremos de considerar al sistema de partidos como decadente y al mismo tiempo permanecer inmutable dentro de la estructura de poder, beneficiándose de las inmensas canonjías que les brinda ser parte de las direcciones partidistas o de los diversos aparatos del Estado.
Es precisamente ese cinismo el que ha llevado a cientos de miles de jóvenes a un rechazo casi absoluto de esa política de los políticos.
Los conservadores suponen que nada cambiará. Allá ellos.
2013-07-06
Joel Ortega Juárez
Economista y pensador social